ONDDI (535 m.)

12:28

Distancia: 5,5 km (ida y vuelta)
Desnivel: 253 m.
Tipo: Ida y vuelta por el mismo camino.
Dificultad: Medio.  
Accesibilidad: Sólo accesible para silla Joëlette y barra direccional.
A tener en cuenta: En caso de lluvia la última pendiente muy resbaladiza.

RECORRIDO

0,0 km: Salimos desde el aparcamiento del restaurante Besabi ubicado en Urnieta cogiendo la pista de la izquierda. Continuamos esta pista de piedrilla durante más de un kilómetro.
1,2 km: En el primer gran cruce nos mantenemos por la pista de la derecha aunque ambos caminos llegan a un mismo lugar.
1,7 km: Habiendo llegado a la primer señal, abandonamos la pista que entra en el bosque y continuamos el camino de la izquierda.
2,0 km: Habiendo llegado al dolmen de Zorrotzarri, iniciamos la fuerte pendiente de un desnivel de 130 metros en una longitud de 600 metros.
2,7 km: Antes de llegar a la cima nos encontramos con un camino estrecho de piedras. Este camino es posible evitarlo bordeando la cima y entrando por el NE.


CULTURA
En momentos del abrazo de Bergara entre Liberales y Carlistas (1839-08-31), aquellos carlistas que no quedaban de acuerdo con lo que se firmó huían a Francia; los demás, entregaban las armas y cada cual volvía a su casa. Así es como concluyó la primera gerra carlista de Euskal Herria (1933-1939). Alrededor de las montañas de Usategieta y Urepel quedaron un buen montón de soldados. Este sitio está ubicado entre el río Urumea y el Leizaran, en el límite entre Gipuzkoa y Nafarroa.

Sin saber que hacer, le comentaron a uno de los soldados:

- Baja a Tolosa y a la vuelta nos cuentas como te han tratado.

Allá fue y a cambio del fusil le dieron un duro en plata, comida y la propia libertad. Según el historiador Pirala, en Bergara, cuando se firmó el abrazo, a los cabecillas de la tropa carlistales devolvieron sus sueldos; sin embargo, a los soldados, un duro a cada uno. Seguramente en otras poblaciones darían esa misma cantidad por entregar las armas, y eso sería en lo que se refiere a un duro en plata.

Cuando volvió aquel que bajo a Tolosa, les dijo lo siguiente:
- Muchachos, no me han tratado nada mal. Por lo menos, me han dado comida y un duro en plata.

Ante esto bajaron todos a Tolosa menos uno. Este se quedó sin ir. Se llamaba Antonio Diostegi. Al parecer gitano. Este se quedó sólo durante unos días allí mismo. Pero cuando acechó el hambre, partió con su fusil queriendo ir hacia su pueblo natal, a Fagollaga de Hernani. Se encontró con un pastor y le comentó lo siguiente:

- Hazme el favor de enseñarme el camino a Fagollaga.

Viendo el señor armado el pastor tuvo miedo y ante el temor le dijo:

- Ya lo siento pero viene mal tiempo y toca recoger las haciendas.

- Deja estas tal cual están y vete por delante abriendo camino..

Ante esta petición no hay quien no se ponga a la orden de un hombre armado y partieron el pastor por delante y el tal Diostegi con su fusil por detrás. Después de andar una buena caminata, el pastor le comenta:  

- Compañero, para mi hay una gran diferencia ir contigo o recoger la siembra. Súbete a esa cima de delante (la cima de Mandoegi), y continúa cima tras cima. Llegarás al monte Onyi; y, cuando llegues allí, no tienes más que descender para llegar a Fagollaga.

Pero Diostegi le respondió:

- Durante estos dos años he dado mil vueltas por estos montes; pero siempre llego a este mismo punto, sin saber cual es el camino. Continua sin parar.

Viendo las intenciones el pastor continuó sin parar el pastor por delante y Doistegi por detrás con su fusil. Iban de cima en cima, teniendo los ríos Urumea y Leizaran a la derecha y a la izquierda.

- He ahí Fagollaga.

Y Diostegi:

- Así es; he ahí mi casa natal.

Pero luego, enseguida, le dijo lo siguiente:

-          Ahora tengo que ver como mata a un hombre el cargazón de este fusil.

Y le pego un tiro y mato al pastor. Después, bajo a su casa.

Pasaron muchos años. Diostegi estaba muy avejentado: corvado, y andar también con dos muletas lo hacía sin poder adelantar mucho con los pies. Tendría unos ochenta. Vivía sólo. Vivía de la limosna. No era del agrado de nadie. Hasta los niños le temían. Se había vuelto malo. Las cosas de este mundo se saben todas, y de una manera u otra, la gente bien sabia que Diostegi era quien había matado al pastor. Un día, Txirrita estaba en la taberna de Fagollaga. Tema principal de conversación, este hombre. Bien sabían que estaba al caer  y entonces Txirrita comentó:

- Si todavía le queda algo de corazón, le daré su merecido sin violencia.

- ¡Bastante trabajo tendrás! Ese es duro de pelar.

- Si. Le daré su merecido nada más entrar. Bien se acordará de esta.

En una de estas entró Diostegi y dijo:

- ¡Buenos días!

Pero nadie respondía «igualmente», es más todos hicieron caso omiso. La gente estaba callada, esperando a la respuesta de Txirrita. Diostegi tomó un vaso grande de vino y se fue a sentar a una mesa asiendo el vaso con la mano. Ante esto Txirrita le cantó el siguiente verso:

Larogei urte pasatu ditu 
dirudiyela etsaya, 
orain bi ankak arrastaka 
ta burua soiltzen asiya; 
gizarajuak badu beregan 
makiña bat desgraziya,
ez dago garai batian 
bezin arrua eta lasaya, 
beste munduan ikusiko du 
emen il zuen artzaya. 

(ochenta años ha pasado 
que parece el enemigo
ahora dos pies a rastras 
y la cabeza empezando a quedarse calvo
El pobre tiene bastantes 
desgracias encima
ya no está como antaño
tan arrogante y tranquilo 
verá en el otro mundo 
el pastor al que mató)

Diostegi le dijo entonces:
- ¿Por qué no me quería enseñar el camino entonces?

Pero ahora saguía sin contastar nadie. Todos callando y observando. En todo el bar no se oía nada. Y Txirrita le replicó con otro verso:

Kulparik gabe bota zenion 
fusillako kargazoia, 
gizon gaxuak aserretzia 
ez al zuen arrazoia?  
Diabru zarrak aditzen dute 
zure animan usaia, 
eriotzaren etor-bildurrak 
estututzen du lasaia, 
zu baño gizon formalago zan 
zuk il zenduen artzaia. 

(Sin culpa le echaste 
el cargazón del fusil
el pobre a enfadarse 
¿no tenía derecho?
El viejo diablo 
habla del olor de tu alma
el miedo a la muerte 
estruja al tranquilo
más formal que tú fue
el pastor que asesinaste)

Diostegi, ante esta replica, dejo el vaso en la mesa de un golpe y salió del bar. De allí a pocos días murió.

TRACK


Caminando juntos sabe mejor

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