ABADIA (HENDAIA)

7:36


Distancia: 3,97 km 
Desnivel: 70 m.
Tipo: Circular.
Dificultad: Fácil.   
Accesibilidad: Accesible tanto para barras direccionales como para joëlette.
A tener en cuenta: Es posible ampliar la ruta ya que hay variedad de rutas.


RECORRIDO
0,000: Iniciamos la ruta desde el parking de la Rue d´Armatonde de Hendaia y nos mantenemos por la carretera en ascenso. 
0,400: Una vez en la rotonda iniciamos el descenso por la margen izquierda. 
1,100: Llegamos a un cruce donde giraremos a la izquierda así dejando atrás el asfalto y entrando en terrenos de la Abadia. A partir de aquí, y después de ir de frente en el siguiente cruce, escogeremos la ruta que más nos agrade. Por nuestra parte hemos bordeado toda la península. 
3,800: Habiendo visto los terrenos, volvemos a nuestro punto de partida girando a la derecha en el punto de información de Larretxea.
3,970: Terminamos la ruta volviendo al parking inicial


CULTURA

ANTOINE D´ABBADIE

Científico y promotor euskaldun nacido en Dublín, capital de Irlanda, el día 10 de enero de 1810, de padre vasco y madre irlandesa.

Su padre era originario de la villa de Arrast (Urrustoia, Zuberoa). A los tres años de edad va con su familia a Francia estableciéndose en Toulouse donde cursa luego sus estudios junto a sus hermanos Arnault y Charles. A los 19 terminaba éstos especializándose en temas físicos.

A los 25 emprende su primer viaje al Brasil para estudiar el magnetismo terrestre. Dos años más tarde viaja con su hermano Arnault a Etiopía y Alto Egipto donde permanece hasta 1848. Allí fija hasta 900 puntos geodésicos (Géodésié de la Haute Ethiopie, 1873). En 1849 regresa definitivamente a su país instalándose a poca distancia de Hendaia en su finca Abbadía, antes Arragorri.

De Etiopía había traído imponentes materiales relativos a múltiples ramas de la ciencia y entre ellos un diccionario de la lengua amarina de más de 15.000 palabras (Catalogue raisonné de manuscrits éthiopiens, 1859). Estos y otros estudios e investigaciones dan motivo para que se le otorguen premios o se le nombre .delegado para realizar labores diversas de tipo científico por varios países del mundo. Así vemos cómo en 1850 se le concede la gran medalla de oro de la "Societé de Géographie" de France. En 1851 viaja a Frederiks vaern (Noruega) para observar un eclipse de sol; al año siguiente es nombrado Correspondiente de la "Académie des Sciences" de París; en 1860 viaja a Briviesca con idéntico objeto; en 1877 la Academia Francesa de Ciencias le nombra miembro de la Asociación de Geografía y Navegación; en 1878 preside la "Societé Philologique"; cuatro años más tarde llega a la isla de Santo Domingo para estudiar el paso de Venus por delante del Sol; al año siguiente la gran Academia de la Historia de Madrid le nombra Delegado Honorario. Pero es en 1885 cuando hace sus famosos viajes al El Cairo, Atenas, Alejandría, etc. con fines científicos precisos. En 1892 es ya presidente de la Academia de Ciencias y de la Sociedad Geográfica de París.

Toda esta agitada vida de estudios parecería, a primera vista, haberle absorbido totalmente, pero no fue así. Las investigaciones científicas y viajes los simultaneó con el cultivo de la lengua vasca y del cancionero, además de erigirse en promotor de un vigoroso movimiento literario popular pues ya en 1853 había fundado en Urruña (Laburdi) las Fiestas Euskaras, seis años antes de que los catalanes celebraran su "Cortes de Amor", ya que hasta 1859 no vieron restaurados sus Juegos Florales. Entre ambas instituciones, catalana y vasca, hay diferencias notables que ya en 1897 destacaba Carmelo de Echegaray. Las Fiestas Vascas organizadas por Abbadie, son complejas, pues tienen cabida en ellas todos los factores de la civilización euskaldún. La poesía euskérica y la lengua misma debían florecer, simultáneamente con los Juegos y Deportes viriles, con las bellas canciones, los usos y costumbres forales, la fortaleza física y moral del pueblo y la fe religiosa. De este tipo fueron todas las fiestas que, posteriormente, se vienen celebrando desde 1853 bajo sus auspicios y premios, tan bien elegidos, teniendo en cuenta la psicología del pueblo vasco de su tiempo: la onza de oro y la "makilla" guarnecida de plata.

La Fiesta Vasca fundada en Urruña contenía, más o menos, estos factores permanentes: alborada de txistularis, Misa Mayor con recepción y presidencia de las autoridades, partido de pelota, a la mañana o a la tarde, banquete popular, bertsolaris, juegos deportivos, concursos de ganadería o agrícolas y el certamen literario, cantándose, en ocasiones, la pieza premiada por un coro popular. De Urruña (1853-1863) pasaron a Sara (1863-1876), después a Donapaleu (1877); a Nafarroa, Elizondo (1879) y Bera (1880); a Gipuzkoa, Donostia (1879), Oiartzun (1882); a Bizkaia, Markina (1882), Durango (1885); y, finalmente, a Áraba, Aramaio (1899). D'Abbadie fue un euskaldún integral. Se cuenta que solía entonar con particular cariño la canción, hecha célebre por Garat, Aitarik ez dut "No tengo padre".

Nos dice su biógrafo Iriart: "entre los decorados fastuosos de su espléndido castillo de Urruña, adornado con inscripciones árabes y etíopes, solía corregir con la dulzura que le caracterizaba, los errores que cometían, alguna vez, sus visitantes cuando conversaban en su lengua materna". 

Su espíritu proselitista, ya experimentado favoreciendo económicamente las misiones católicas en África, hizo engranar a su movimiento al profesor Darrigol, al Príncipe Bonaparte, a Inchauspe, al capitán Duvoisin, a Campión, al padre J. Ignacio de Arana, a J. Manterola, a Pierre Loti, e indirectamente a todo el mundo intelectual vasco de su tiempo. Abbadie murió el 19 de marzo de 1897 a los 87 años de edad. Sus restos fueron trasladados al castillo que había edificado en Zubernoa, cerca de Hendaia.


TRACK

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